lunes, 29 de agosto de 2005

Hoy Lunes (Parte IV)

El maestro de Español que me dio clases en tercer grado de secundaria es un verdadero maestro: se tomas los esfuerzos necesarios por darle a las tareas del alumno el valor que merecen, inclusive se doblegaba a leer cada una de las antologías bimestrales que hacían (o deberían hacer) cada uno de los 50 alumnos de cada uno de los 6 grupos a los que imparte clases, además de los trabajos que le entregamos, los libros que lee, las cosas de docente que tiene que hacer, y en cima de todo su vida social.

Con ese maestro yo sí me esforzaba por entregarle lo mejor de mis redacciones en los trabajos, eso cuando hacía la tarea, pues desde siempre he sido enemigo mortal de la tarea: quita nuestra preciosa tarde y, si un alumno quiere aprender, aprenderá con o sin tarea.

La maestra de LEOE es una maestra a la que le gusta el orden. Una antipedagógica que no sabe mandar.

Punto número uno: Con ella las palabras no importan: puedo poner una pendejada en una redacción y... "¡muy bien!", puedo explayarme haciendo una buena redacción de la que orgulloso puedo llegar a sentarme y... "Muy bien, toma asiento. Siguiente". Ella no leería los trabajos, sólo les daría una ojeada más o menos precisa.

Punto número dos: El factor indispensable ahí es el orden y la limpieza. Esa fue la tortura por la que pasé en primero, tercero y quinto año de primaria con la mestra Rosario: "Darío, haz bonitas tus letras... ten tu libreta bien cuidadida: así... la letra del tamaño del cuadrito". Ahora llega esta maestra y nos dice que debemos llevar nuestros trabajos bien limpiecitos.

Prohibido hacer ruido, arrastrar alguna silla, "comentar mucho", respirar, hablar en voz algo alta mientras estamos haciendo alguna tarea porque eso sí: "Va bajando la calificación grupal: llevan 7 y sigue bajando". Al final de cuentas nos va a poner la calificación que quiere, o, ¿es posible que recuerde cada una de las conductas de cada alumno de cada grupo de cada grado de cada salón de cada día que imparta clases sin necesidad de apuntarlo en ningún lado? Puede ser :P

En la primer clase tuvimos 5 de conducta grupal: ¿lo anotó?, ¿se molestó en recordarlo?, ¿lo tomará en cuenta?... ¡¿Le dio importancia?!

Punto número tres: He leido en algún libro que los maestros débiles e ineficientes tienden a ser estrictos y atar a sus alumnos a una serie de rígidas reglas, imponiendo siempre su autoridad, pero eso no es porque sean déspotas, sino porque temen perder el escaso respeto que los alumnos sienten por ellos, pero eso es inverso, en lugar de ganar respeto van a cambiarlo por odio, como en mi caso, que no es odio, sino asentimiento y cierto repudio por su ineficiencia pedagógica.

Esto lo noté el viernes que estábamos "comentando en voz alta" y ella dijo: "al final va a haber calificación grupaaaaaaaaal" con voz moderada pero fuerte y audible. Supo que todos la volteábamos a ver y puso su cara de archimillonaria pomposa. En ese momento recordé lo de imponer la autoridad y que comenté. Si esa maestra se mostraba tan fría, firme y segura de que, en efecto, iba a haber una caprichosa calificación grupal, ¿por qué se molestó en recordárnoslo? Es evidente que tiene miedo de decir "Cállense" y no ser tomada en cuenta. Ese, definitivamente, no es el secreto.

De esa maestra hasta ahora no tengo ninguna buena opinión. Si fuera por mí estaría despedida y sin derecho a ninguna clase de plaza.

Continuará...

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