domingo, 25 de diciembre de 2005

Enajenado

Primero, si desean conocer algo del juego Age of Mythology, visiten este enlace:

http://www.microsoft.com/mexico/juegos/ageofmythology/home.asp

ahora que si el nombre, tipo o secuencia del juego les importa lo mismo que la camisa que traigo puesto, adelante, no hay problema que de todos modos tienen que saber los aspectos básicos de este (considérolo) maravilloso juego.

Síntesis: es un juego de estrategia en tiempo real, en el que tú gobiernas un imperio (Vikingo, Egipcio o Griego) y tienes que defenderte y conquistar la tierra que habites antes de que lo haga otro equipo. Podrás crear soldatos, caballería, edificios y unidades mitológicas que van desde un simple Pegaso hasta mounstruos enormes como Minotauros, Cíclopes, Gigantes y el legendario Dragón Nidhogg que muerte las raíces del Yggdrasil.

El juego lo mantengo con un nivel de dificultad "moderado" pero rara es la vez en que gano yo. He entendido que en este nivel, la máquina se encarga de avanzar de la Edad Arcaica a la Heroica lo más rápido posible y luego comienza a mandar asedios comandados por unidades mitológicas y héroes (digamos Teseo, Carón, Belerofonte...), pero para cuando ellos mandan su primer asedio con unas 20 unidades en total, yo apenas y tengo 10 débiles y muchos aldeanos desprotegidos.

La máquina, a quien llamaremos Cythera (casi siempre que peleo con los griegos me toca con Cythera) está igual de desprotegida que yo, o quizá menos, el problema es que ellos ya tienen una armada para desbalcar mi imperio. Si yo tuviera las mismas unidades, pero con que las logre crear unos 5 minutos antes que ella, seguro adquiriría una buena delantera.

El problema es este: para crear todos esos muñecos necesito, pues como sería en la vida real, comida y oro para sus armaduras, tengo que conseguir comida ya sea cazando los animales que hay en el mapa o creando granjas; y el oro, picando en minas auríferas o creando caravanas de mercancías con un mercado. Eso lo puedo hacer, y de hecho sé cómo hacer para crear un buen ejército, el dilema es que, de alguna manera, la máquina siempre lo hace más rápido que yo: por más alimento, madera, oro y favor divino que acumulo, siempre la máquina tendrá más que yo.

Intento imitarla en todo: la creación de aldeanos, de edificios, la organización, pero siempre es ella la que tiene programada una estrategia para organizar a sus aldeanos y recoger recursos rápidamente. Mas, en partidas con niveles de Moderado en adelante, no hay cabida para la paciencia y la prosperidad lenta: si no consigo recursos rápidamente y avanzo de edades (lo cuál requiere de sumas enormes de alimento, oro y edificios) entonces es cuando la máquina SÍ va a hacer su ejército y derrumbarme.

Generalmente avanzo de la Edad Arcaica a la Edad Clásica unos 30 segundos antes que el equipo de Cythera, pero de ahí es cuando comienzo a perder: si quiero crear granjas para producir alimento sin molestias, necesito madera u oro del cual tengo poco, pues no hay muchos aldeanos talando o picoteando las minas, y no hay muchos aldeanos porque necesito comida para crearlos, y para crear comida sin granjas necesito cazar animales o coger frutitas (parecen brócoli gigantes), y asimismo necesito esa comida para avanzar de edad antes de que Cythera lo haga, además necesito avanzar de edad para crear granjas.

Es complicado de explicar para alguien a quien lo le interesa este juego.

Pero nada de los párrafos anteriores es de muy indispensable conocimiento para el post, sólo intenté dar una pequeña introducción en la que expongo las razones que tuve para lo que ahora sí pensaba comentar:

Ayer 24 de diciembre como a las 10 de la noche comenzé a jugar Mythology con el mismo afán de siempre: descubrir el secreto para una buena economía capaz de resistir los ataques de Cythera. Curiosamente, en todos los juegos que tuve de ahí hasta que terminé de jugar, yo era Ra (el equipo de la máquina sí variaba) teniendo activada la opción de Random para los equipos y mapas, de modo que me la pasé algunas horas escuchando palabras en egipcio.

Intentaba, de varias formas, conseguir recursos rápidamente, pero siempre acababa demolido por la máquina. Tenía mucho sueño pero sentía el impulso de seguir guerreando. Al principio, cuando ponía a mis aldeanos a recolectar comida y demás tareas básicas, todo era normal, pero al avanzar de edad (y Cythera a los pocos segundos después) era cuando comenzaba a temblar y ponerme nervioso: me sentía presionado y apurado creando aldeanos para que recolecten y recolecten y talen y piquen minas.

Como no llevaba muchos recursos, construir una Migdol Stronghold era ya un intento desesperado de bloquear algún ataque del enemigo, pero me quedaba casi sin oro. "I-mer-yi-rak" decía el Faraón, mientras que un aldeanos respondía "eiú-ri-fer".

Estaba esperando el ataque de la máquina, el cuál daba, pero yo siempre me encontraba con unas pocas milicias y si a caso una o dos unidades mitológicas, fácilmente vencibles con los héroes que traía, y es que los egipcios sólo tienen al Faraón como héroe, además a mí no me gusta crear héroes porque, con el nivel que tengo de juego, me sale muy caro para que únicamente sea una unidad.

Al final la máquina dejó de darme Ra y me cambió a Thor, pero yo no quise jugar con Thor por el simple hecho de ser vikingo: aunque los vikingos son mi civilización favorita (y mi dios favorito es Loki) por estar hechos para la guerra y por otros detalles, sabía que les iba a ganar. Usando vikingos tengo un 75% de ganarle a la máquina, o quizá más y eso no me ayudaría a crear una economía resistente. Creé varios gatherer para recoger recursos y la máquina me pescó cuando tenía unos pocos Hersir y 2 Ulfsark, pero yo, teniendo una cantidad moderada de comida y oro, convertí a mis Gatherer y mis dos enanos (Dwarft) en Ulfsark, que vienen siendo los equivalentes de los sádicos soldados Berserker de los vikingos. Con ese ejército improvisado por el temprano ataque de Cythera (eran los griegos pero no recuerdo si le habían cambiado el nombre de Cythera a Atlanta).

Tenía yo un buen ejército de unas 40 unidades, pero a costa de 35 aldeanos, así que mientras mandaba a mi ejército a destruir a Cythera (o Atlanta, no sé), creaba más aldeanos para las granjas, el oro y la madera. Con eso le di una buena embestida al imperio griego dejándolos casi sin nada, salvo con las milicias que les da Zeus al destruir un edificio. Armé una economía moderable pero era porque ya no tenía ninguna amenaza. Resumo: los hice trizas rápidamente.

Terminé unas 5 partidas y eran como las 2:30 de la mañana, me fui a dormir enajenado.

Al despertar hoy me puse a pensar en unos asuntos personales que tengo, pero ocurrió, durante las dos horas que estuve en la cama después de haber despertado (la desvelada y la pinche cena de navidad me dejaron tonto) intentaba concentrarme en los asuntos personales que omito, pero siempre, SIEMPRE, se disolvía la escena y aparecía en mi mente un terreno de Anatolía en el que yo era Thor y el otro equipo no sé.

Era, obviamente, residuo mental de lo de ayer, pero lo curioso del asunto es que, por más que intentaba concentrarme en mis asuntos, mi mente dejaba de dibujar una escena para cambiarla por otra en la que el equipo contrario me mandaba asedio tras asedio, yo, siendo Thor, siempre los fulminaba con Jarls y las evoluciones de los Hersires (tienen un nombre raro que no logro recordar, sería cosa de ver pero gastaría un buen de RAM y me tardaría unos 20 minutos con la lentitud que tengo por ordenara).

Volvía a la escena a pensar y mi mente caía y dibujaba caballería e infantería haciendo inútiles esfuerzos por acabar con mis guerreros. Misteriosamente yo seguía como si aun estuviera el 25 a la 1 de la mañana jugando: enajenado y creando unidades y pensando no en otra cosa que no fuera acabar de una vez por todas a la fastidiosa máquina (tenía una buena economía, así que los asedios de Cythera eran un fastidio). Pero cuando recordaba que lo que hacía no era real, volvía a mis pensamientos unos 12 segundos para luego retornar nuevamente al juego.

Con tal que en las 2 horas que estuve despierto en la máquina haciendo enormes esfuerzos por concentrarme en lo que sí me interesaba, siempre llegaban escenas de guerra a mi mente, aunque no me importaban ni quería jugar el juego ni nada. No podía controlar mis pensamientos.

Es intrigante conocer lo que la mente puede hacer, me encanta ser víctima de fenómenos mentales como este porque me enseñan cuál es mi verdadera fuerza (poca).

Pero todo esto es producto de la enajenación de ayer. Hoy más al rato voy a volver a jugar Mythology para ver qué tal.

Hilsen.

lunes, 12 de diciembre de 2005

Sonámbulo

Hoy me sucedió algo extraño, dudo en relacionarlo con el sonambulismo, pero están unidos por un síntoma común: movimiento semi-involuntario al estar dormido.

Hoy en la escuela me resbalé dos veces de las escaleras: la primeva vez fue no después de los 5 minutos de haber llegado: fui a ver un cartel a la gaceta y luego, al bajar de las escaleras resbalé como si hubiera pisado aceite; afortunadamente solo fue un pie el que tambaleó mientras el avergonzado resto del cuerpo quedaba inerte. Yo, sudoroso y caliente, mejor caminé al salón sin voltear para ver si alguien me había visto: habían varios grupos a fuera sentados, y las escaleras esas eran frente al patio cívico, el terreno más habitado de toda la preparatoria.

La segunda vez, como pretexto puedo poner que hice un movimiento extraño, ahora no al bajar, sino al subir las escaleras, movimiento en el que pretendí dar paso a un joven que bajaba, falseé mi pié, nuevamente uno solo e hice la cabeza un poco a bajo. Estaba descepcionado.

Llegué a mi casa cansado, comí y luego aproveché una oportunidad para ir a dormir un rato a mi cuardo. Me acosté y, a sabiendas de que seguía despierto... dormí. Explico: nada complicado, es una de esas veces en que estás mitad dormido y mitad despierto, ni una ni otra pero las dos. Bueno, comenzé a soñar, el sueño fue un reflejo de mi mente de lo que me había pasado.

Iba subiendo unas escaleras, no sé nada más porque como estaba medio despierto no podía asimilar bien cuál era el mundo real y cuál no, de hecho, nunca vi tales escaleras ni nada más, únicamente tuve la sensación de estarlo haciendo, y por medio de mi imaginación comenzé a visualizar unas. Después, yo tropezaba en un escalón (todo eran sensaciones que mi imaginación (que no el sueño) daban forma y figura); yo caía bruscamente, pero no pude sentir heridas ni nada, pues pasó lo siguiente: cuando comenzé a sentir que caía... ohh, no era como en las otras en que un pie acuñábase la responsabilidad para sí, sino que todo el cuerpo se estremecía y con tembloroso ritmo caía tambaleante, como si cayera de las escaleras altas en picada, pero duró esa sensasión a penas un segundo, pues desperté. Pero como no estaba completamente dormido y sí algo despierto, no asimiló mi mente el despertar total y, abriendo los ojos, estándo ya consciente de el colchón que estaba sobre mí, mi cuerpo comenzó a vibrar y a resorcerse, como si me hubieran propinado una descarga eléctrica.

En nada miento: desperté e inevitablemente, inconscientemente, me entontraba retorciéndome rápidamente como pescado fuera del agua, o como aquel que cae en unos cables de alta tensión (tampoco vamos a imaginar a un poseso pero sí algo en menor grado). Yo, que aun sentía y recordaba las escaleras, no podía creer lo que pasaba. Me sentía inferior el hecho de que mi cuerpo se estaba moviendo contra mi voluntad, acto reflejo de fenómeno psicológico.

Segundos después llegó una tormenta de pensares a mi mente: ¿qué fue eso?, ¿cómo fue?, ¿alguien me habrá vist0 (no sé por qué pero me sentí estúpido cuando me aparkinsonaba)?, "esto está para postearse en el blogger", ¿tendrá algo que ver con el sonambulismo? Y después de eso recapacité en todo mi sueño, me levanté desorbitado a mojarme la cara, pero iba mareado, algo transtornado, no sentí absolutamente nada de frio en la cara al pasarme el agua, no sentía ningún efecto: al caminar tenía que recargarme de algo porque de otra forma tambaleaba como zombie.

Eso que me ocurrió fue para mí algo especial: me encanta sentir efectos y manifestaciones psicológicas como estas.

Hace ya un buen tiempo, cuando era muy niño, digamos, unos 9 años, estaba igual, pero más dormido que despierto. Volvía a recordar una cosa del día, pero ahí sí veía las imágenes: iba en mi bicicleta a una velocidad algo acelerada y había un tope de esos largos (vibradores), y ese no era el problema, pues un tope así se pasa con facilidad, y aun más comodidad que de los normales, pero yo quería pasar por la tolerancia de en medio de la calle en que el tope se ausentaba, era riesgoso pero lo intenté. Justamente en el momento en que estaba cruzando ese espacio pequeño, perdí el control de mi bicicleta y comenzé a caer de costado junto a ella.

Cuando mi caída (que en la realidad es para segundo y medio) estaba a la mitad, desperté y con asombro sentí que mi cabeza no estaba en la almohada, sino elevada unas 3 pulgadas. Estar acostado con un oído pegado a la almohada y luego levantar no más que la cabeza al aire con sueño y ganas de dormir supone un esfuerzo notable, eso fue lo que me intrigó.

Bien, mi cabeza estaba flotando sobre la almohada, y entonces cae de golpe a ella, y yo, con el sueño aun en la mente, presentí mi cabeza estrellada en concreto, pero muy desconcertante me hallé al ver que en una almohada bruscamente se desplomaba.

Otras veces he intentado levantar la cabeza de la almohada pero me cuesta mucho esfuerzo: lo logro, pero me canso muy rápido ¿Cuánto tiempo habré estado con la cabeza levantada? ¡Estaba durmiento con la cabeza levantada y luego desperté para que ella cayera haciéndome creer que era hacia el concreto del tope!

Al momento de ocurrir, se sienten dependiendo de lo que esté llevando a cabo: me estaba cayendo de las escaleras, no senría ni gracioso ni horrible, sentí lo que cualquiera siente cuando se cae de unas escaleras: nerviosismo por el final, temor por las futuras heridas, etc.; o que estaba cayendo de la bicicleta: no sentí que estuviera en la cama: sentí el instante miedo a caer en el concreto y rasparme mientras mis brazos rosaba el polvo. Ya después viene el impacto emocional de saber que todo esto es falso:

Un experimento que, por más demente que les parezca, serviría para explicar lo que se siente en situaciones como esas: tomen un pedazo de hielo; los cubitos no servirán, de modo que si pueden coger uno arrancado directamente del congelador, mucho mejor. Dense golpes suaves en el hueso que está arriba de la mejilla, abajo de la cien y entre el ojo y el oído; se llama hueso cigomático, si lo quieren identificar más objetivamente. Dénselo suave porque me consta que al hielo, aunque le des un puñetazo duro, causa dolor en la parte que lo agresa. Al dárselos, háganlo con suficiente fuerza como para que les duela pero con cuidado porque si lo hacen resio sí que se van a llevar una sorpresa. Sientan el dolor, el frío que entumece y paraliza la sangre. Dense unos 10 golpes medianamente fuertes.

Ahora, es lógico pensar que después de eso les va a quedar fría la piel y algo adoloridos los músculos, durará varios minutos y no dejarán de pensar en ello mientras sean aquejados. Pero, imaginen... y digo que imaginen, no que lean lo que estoy escribiendo. Imaginen que, mientras se están golpeando (no es preferible volverlo a hacer porque el frio del hielo va a impedir que la mente se concentre en otra cosa que en soltar ese sólido), cuando vayan por el sexto hielazo, se den cuenta de que tienen cerrados los ojos, lo que tienen en la mano no es algo blanco, sino una almohada no dura, sino suave, y no fría, sino tibia y acojedora. Lo más importante es esto: al sentir en sus manos todo lo contrario del hielo; luego dejarán de sentir frio y su piel se verá en un estado tibio, a la temperatura del cuerpo, pero ese cambio de frio a tibio no es gradual, sino de un nanosegundo a otro. Luego el ambiente: no es el congelador donde están, sino su cama, y no están parados, sino acostados y con la cabeza levitando.

Háganlo como digo, pero pónganle ganas e imaginación y quizá puedan sentir lo que yo: el dolor de la situación y luego un brusco cambio a todo lo contrario. Mientras ocurre es incómodo e impreferible, pero luego se darán cuenta de lo que pasa e imaginarán lo ridículos que se vieron golpeándose con una almohada con un gesto zombie.

Sin más vaudeville, me retiro.

Hilsen.

P.D.: Si alguien sabe lo que es vaudeville, mándeme el significado a mi correo porque lo vi en la película de Amadeus pero no aparece en el diccionario y ni ganas de ir a Google. Por cierto, la escena es cuando Sallieri lleva a Mozart a su casa después de que lo envenena y lo recuesta en su cama diciéndole que es el mejor músico que ha conocido.