viernes, 13 de agosto de 2010

Primera picadura de abeja

Hoy primera picadura de abeja: al fin soy un hombre de verdad (:

Hace unos 3 minutos habrá ocurrido, fui a comprar las tortillas atrás de mi casa y cuando volvía, apenas abandonando la tienda, sentí cómo se me clavaba algo en el pie. era el pie izquierdo, en el pulgar en la línea que separa la bola del pulgar del resto del dedo, o muy cerca de ahí.

Sentí algo que se me clavaba muy profundo, lo único que tuve en la mente el primer segundo fue: DOLOR.

Solté un leve quejido que afortunadamente sonó masculino, ya que con la mente concentrada en el dolor bien pude haber soltado uno de esos gimoteos bien afeminados que solemos soltar.

Me recargué en un pedazo de pared entre la tienda y el vecino que vive en la esquina del callejón para doblar a la casa, con la mano izquierda apoyada en la pared, usé la derecha para doblar más mi pié levantado y ver qué era. En el trayecto de 4 pasos a paso cojo de distancia desde que me sentí la punzada iba pensando en si sería una espina enorme o un vidrio (enorme también) que se me había ido enterrando conforme caminaba; por la sensación que tuve era como si algún objeto agudo y gigante se me enterrada con fuerza hasta lo profundo de pié.

Cuando me vi abajo de la bola del pulgar alcancé a ver a la abeja africanizada aferrada a mi pié como una persona se aferra al piso para que no se la trague un tornado que esté pasando encima; me sentí más tranquilo al ver que era solo una abeja y no algún vidrio o espina gigante. Me sorprendió ver lo "amachada" que estaba a mi pié.

Pero bueno, con la mano derecha libre la agarré (dedos pulgar e índice) y la tiré junto con la moneda de 50 centavos que llevaba de cambio en esa misma mano. Fui a recoger el cambio y con el mismo paso cojoso fui a una banca que hay en el callejón, cerca de donde estaba.

Ya sentado y con el dolor aún en la mente busqué el aguijón, para ver si se había quedado enterrado; cuando vi la pequeña cosa era y la retiré de mi pié era justo lo que pensaba: una miserable punta orgánica color marrón con las vísceras nerviosas. Lo admiré unos segundos viendo su pequeñez, inversamente proporcional a mi dolor y luego lo tiré lo más apartado que pude.

Nunca pensé que doliera tanto; digo, sabía que dolía mucho por lo que decían, pero no me imaginé que el dolor fuera de esa magnitud, tan grande y concentrado en menos de medio centímetro cúbico; fue agobiante pero interesante sentir ese dolor, con sabor a veneno. Ahora me puedo dar una milésima idea de lo que sufrieron todas aquellas personas y animales que alguna vez murieron por tener a un enjambre de abejas cubriéndolos.

Seguí mi camino mientras me iba riendo del dolor que estaba sintiendo. Hasta ahora me duele y tengo que cojear para caminar, no he tenido cambios físicos pero ahora que tengo mi primer piquete ya puedo decir que soy un hombre bien hecho, varonil y necesitado de féminas.

Quizá beba alguna cerveza más al rato.