sábado, 10 de septiembre de 2005

Sueño estúpido

La ESTI8, donde estudié la secundaria, tenía una alarma para dar los toques, la cuál sonaba como una alarma de carro: uiuiuiuiuiuiuiuiuiuiuiuiuiuiui...

Una vez estaba recargado en la planta alta viendo a los de abajo, con un amigo esperando a que entráramos a clases. Mi amigo gritó: "aaahhhh" fingídamente. Me dijo que estaba trahumado por la alarma, dijo que a varias horas sentía como en sus oídos retumbaba aquella alarma que no existía, además, cuando gritó la alarma no había sonado, ni acababa de sonar, por lo que fue peor. Yo también lo entiendo, puest0 que también me ha pasado que, en un silencio sordo, o en un momento cavilativo, resuena el eco en mi mente de la alarma, anunciando el cambio de clases.

En el CETIS, mi amada prepa, de la que soy esclavo de grupo, tiene como campana otra alarma de carro, pero a diferencia de la de la Técnica 8, esta alarma es algo más que el simple uiuiuí: acércate a un carro más o menos flamante (dejémoslo en incendiado), toma un garrote de madera y golpéalo, o uno de aluminio (o acero) y dale en el cristal: uiuiuiuiuiuiuiuiuiuiuiuiuiuiuiui... tuuuuuriiiiiiiiruuuuuuuuriiiiiiiiiruuuuuuuuriiiiiiii... tíu tíu tíu tíu tíu tíu tíu tíu... uuuuuiiiiiiiiiuuuuuuu uuuuuuuuiiiiiiiiiiuuuuuu uuuuuuiiiiiuuuuuu rou rou rou rou rou rou rou rou rou rou... torúuuuuuuuuuuuu torúuuuuuuuuu.

El lugar en que vi por primera vez una de las alarmas del CETIS fue junto al patio cívico, como siempre, a un lado de un salón en la esquina de la planta alta (al lado del mío hay una, pues estoy en el salón Uno).

Le dije a Juan y Jesús en broma que esa alarma era la grabación del carro del director, que no sabían qué sonido ponerle a la alarma y al carro del director se lo estaba llevando la grúa y por lo tanto estaba sonando la alarma aprovecharon para hacer una grabación que era lo que oíamos.

Ellos rieron.

En seguida me dice Juan que no, que el cable que daba a la alarma estaba conectado a un carro y que la transmisión era directa.

Ahora yo reí con más ahinco.

Una o dos noches siguientes soñé que me encontraba frente al patio cívico, donde criticámos a la alarma. A bajo de ella había como una casita chiquita, como del tamaño de un baño improvisado. La alarma de coche sonó y yo vi cómo en la casa había un señor que tomaba el otro extremo del cable de la alarma y lo conectaba a un carro que estaba ahí mismo estacionado.

Les conté el sueño a Paco y Jesús y se rieron. "Pinche sueño estúpido", me dijo uno de ellos, y era verdad.

Hilsen

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