domingo, 10 de enero de 2010

Mis lentes

Estoy usando lentes nuevamente.

Ya es enero, pero hace cosa de unos meses, en noviembre creo, me saqué unos lentes.

La cuestión es que llevaba tiempo necesitándolos.

Cuando iba en sexto de primaria, recuerdo que comencé a experimentar mis primeros indicios de miopía. Tenía como 11 años, o 12 como mucho, y me sentaba en la parte de hasta atrás; no porque fuera tímido o algo así, sino que nos habían acomodado a los alumnos en base a cierto orden, solo recuerdo que era por el nivel de aplicación que llevábamos como estudiantes pero no recuerdo si hubo otro factor involucrado.

El caso es que, para cuando me di cuenta, no podía alcanzar a leer unos letreros en cartulinas que estaban pegados en los pizarrones. Supongo que eran de alguna exposición o algo por el estilo porque eran varias cartulinas que tenían mensajes, y nos tocaba copiarlos, sería tal vez alguna línea del tiempo.

Y alcé la vista, solo veía el fondo azul oscuro de la cartulina y letras borrosas, ¡no podía distinguir nada! Le pregunté a mi compañero Ramón, que se sentaba atrás de mí, en la parte de la esquina del mesabanco de la esquina, sobre lo que decía el papel:

-Oye, ¿qué dice ahí... en el primero?

Agudizó un poco su mirada, pero seguro era porque andaba ya copiando otra cartulina (y es que me quedé yo tratando de descifrarlo varios segundos). Comenzó a leerme con destreza el mensaje que decía, era de historia y traía una fecha. Al tiempo que él lo leía, yo volteaba a ver a la cartulina para ver si hacía concordar los JEROGLÍFICOS BORROSOS que estaba viendo, y sí, aunque seguí sin distinguir palabra o letra alguna, pude ver que las formas de las palabras se parecían a lo que él interpretaba.

Los siguientes días que iba a la escuela ya no podía alcanzar a leer bien las letras.

La miopía no pega así, de la noche a la mañana, sino gradualmente. Mi grado de miopía no era muy básico, y aunque tampoco era alarmante, deduzco que nadie podría empezar de un día para otro a padecer la miopía en el grado en que yo lo hice. Debe ser que no le había prestado atención a los objetos lejanos (no estoy muy convencido pero bueno) y para cuando me di cuenta ya era alguien 'con capacidades diferentes', creo que podríamos enunciarlo así.

Y es que la miopía me cambió totalmente la vida. Oquei, no es uno de esos cambios como los que de quedan sin piernas, ciegos o deformes, pero mi vida definitivamente no es normal.

Logré asimilarlo con fortaleza: tuve miedo, porque era un niño y no pensé que tan joven me fuera a caer un problema así, que yo atribuía "a los desafortunados", como quien pierde un diente y usa puente de por vida, o quien tiene rehumas y, aunque puede caminar, lleva en su mente precauciones que una persona normal NO debería llevar.

Una vez salí de clases de inglés (particulares) y pasaba por una calle, la calle 1. Era ya de tarde y el sol se estaba ocultando, aunque no se veía por las nubes que había.

Pasé viendo por todos lados, porque a mí me gusta mucho ver mi entorno: la gente, las calles, los árboles, las casas, el concreto y las maravillas naturales. Y fue donde los árboles donde me vino ese sentimiento de temor y frustración infantil: veía a los árboles borrosos, no eran para nada nítidos como lo que ve alguien sano, estos aunque se distinguían sin problemas de las otras cosas, presentaban un borde difuminado, el contorno era borroso.

Luego volteé a ver las otras cosas, el transformados que había, las casas, todo tenía sus bordes borrosos y sus colores con nitidez baja.

La miopía se ve afectada por el factor externo de la luz: a mayor luz, mejor clarividencia, y a menor luz, mayor borrosidad: en el día puedo distinguir lo que dicen los letreros de los microbúses (el Firefox me marca error en 'microbuses' sin acento, lo checaré luego si me acuerdo y si tengo ganas), autobuses, imágenes y personas sin muchos problemas, pero en la oscuridad todo se ve tan borroso, que las cosas tienen que estar cerca para que pueda entenderlas: una persona que esté a unos cien metros solo se distingue ante mí por su silueta borrosa: una mancha de color carne con otra de pelo arriba, otra mancha del color de su camisa/blusa, y así, solo veo espectros borrosos que se mueven.

Fue hasta primero de secundaria cuando tuve mis primeros lentes. Fuimos a una sucursal de Devlin, en Chedraui si mal no recuerdo, y fue ahí donde, después de un examen de visión, el doctor anunció que tenía miopía, por lo que no podía ver de lejos bien, y astigmatismo (deformidad en el ojo que impide una buena gestión de nuestra vista).

Los usé por un tiempo, en el que me vi y me vieron raro todos al principio pero luego hasta yo me acostumbré, al punto de tener los lentes puestos todo el día. Finalmente me los quité, creo que en el mismo primer año de secundaria. Razones: uno: ya estaban muy maltratados, con sus lentes rayados y las gomitas que van en la nariz rotas y lastimándome; dos: no me gustaba NI ME GUSTA verme con lentes u.u

Con la miopía viví y he aprendido a vivir. Como un ciego que se guía por el tacto, yo aprendí a reconocer el autobús que necesitaba distinguiendo la forma de la mancha borrosa que tenía su encabezado: su longitud, las partes donde había pedazos más gordos o más flacos, cosas que salían, y ya que era una masa borrosa lo que alcanzaba a distinguir, el hacer un descifrado directo era una pérdida de tiempo. Sin embargo el autobús tenía que estar cerca para hacerle la parada; a veces se me pasaba y me jodía.

Lo mismo con las personas: en la noche mi forma de distinguir a alguien a distancia es viendo su holística: la forma en que se mueve, los movimientos de los brazos, de su cara, su tonalidad de piel, su estilo de ropa, forma de caminar y un buen etcétera. Así distinguí a mi hermana una vez que venía desde muy lejos en mi dirección: solo veía una plasta de diferentes colores con forma humanoide moviéndose, pero por sus rasgos dudé: ¿será ella?; y cuando estuvo presente, me felicité.

No soy muy versátil moviéndome con miopía pero no me va tan mal, he aprendido a valerme sabiendo interpretar mejor mi entorno.

Sin embargo, algo que le vino a dar en la torre a todo fue otro mal que me aquejó en el ojo: ahora mi ojo derecho veía mal de cerca también, ¡y solo era el derecho!

No sé en qué momento ocurrió eso, porque yo estaba distraído. Distraído con mis pensamientos que siempre rondan mi cabeza ocupando mi mente y dándole sacudidas a mi cerebro, y porque hacía cosas como jugar, ver imágenes, leer textos rápidos, ver tele, charlar con personas. Esas cosas hacen que no se note mucho este padecimiento, no sé por qué pero no se siente cuando mis ojos enfocan un objeto de forma general.

Lo difícil vino a la hora de leer. Al principio yo lo atribuía a mi falta de lectura, porque en esos tiempos leía mucho de Internet pero poco de libros hechos de papel, llevaba meses sin tocar libro alguno. Supuse que eso había maleducado a mi vista y me hacía tener que esforzarme más para entender un texto y seguir en su línea.

Pero no. Después de intentar meterme en la lectura rigurosa, tanto en Internet como en el papel, me di cuenta de que me cansaba muy rápido, me venían sentimientos de frustración que no sabía exactamente de dónde provenían pero que yo adjudicaba a mi "pérdida de intelecto". También me lagrimeaban los ojos, se me irritaban un poco, y eso me hacía sentir más peor.

Hablamos de junio/julio del año pasado (estamos a inicios del 2010, se puede seguir considerando "medio año").

Y fue un poquito después que decidí hacerme un autotest, tapándome un ojo y luego otro, y leyendo con un solo ojo un texto de la Wikipedia. Resultados: el ojo derecho no servía para enfocar los objetos y tenía que ponerme a 20 centímetros o menos para poder leer con comodidad.

Traté de ver si era por estar mucho tiempo en la computadora o por no salir, pero no es eso, el mal lo debió ocasionar algo en específico que no sé qué es, porque si de hábitos se tratara, tendría echados a perder ambos ojos. Me puse a pensar en cosas como: "hay más puntos de luz de nuestro lado derecho: el led de la tele, el de la computadora, el del teléfono, el Bloq. Num de la computadora. Quizá un larga exposición", pero ese argumento no tardó mucho en caer.

Le comenté el problema a mi padre, fuimos a que me diagnostiquen en una óptica y... la verdad es que el resultado no lo recuerdo, pero en efecto, mi ojo derecho tenía un problema.

El problema creo que es el astigmatismo que hace que el enfoque se pierda tanto de lejos como de cerca. Y me compré unos lentes ahí mismo. Afortunadamente el problema de visión de lejos y de cerca que provoca el astigmatismo hace que solo se necesite un lente para corregir ambos fallos, y eso me evitó andar con un cristal en el izquierdo, y un bifocal en el derecho, con el otro cristalito para ver de cerca, haciendo una asimetría ridícula en el aspecto de mis lentes.

Hasta la fecha uso lentes, pero hasta la fecha me sigo valiendo de mis habilidades para reconocer cosas porque siguen sin gustarme. Solo los uso para leer aquí en la Pc, leer libros (leer más que nada) y de vez en cuando, ver tele. Para salir a pasear o a lo que sea, no solo no me los pongo, sino que ni los cargo.

¡DETESTO PONERME LENTES!

Prefiero seguir en esta visión a medias antes que usar mis gafasss!!

Y bueno, hay gente a la que le sientan bien los lentes, ¡pero yo me amo más cuando mis ojitos están bien descubiertos! ^^


Detalle de mis ojitos :)


¿Pupilentes? No gracias, no tengo tanto dinero (ni sé cuánto cuesten, bah!) y tampoco quiero estar poniéndomelos y cuidando que alguna lágrima o mal movimiento me los vaya a sacar, además el hecho de quitarlos y sacarlos no le hace muy bien a algunos ojos. Esa idea está más que descartada, por cuestión de gustos míos más que por practicidad.

Hilsen!

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