Pero fueron las dos actividades que acabo de mencionar quienes causaron mi pesar en la madrugada. Comenzé a delirar.
Para mí un delirio, además de ser aquel estado alucinógeno de la mente que viene acompañado de fiebre, ansiedad y otras molestias, es un estado físico-mental en el que se tienen alucinaciones; a las alucinaciones que hago referencias, llámanse así porque son imágenes y sensasiones que se tienen estando despierto y consciente de que nada es un sueño, tales como las que describiré a continuación.
Receta para un Delirio físico-mental a la Rekdal.
Ingredientes:
- 1 partida de Age of Mythology
- 2 o más artículos de la revista Vértigo (entre más añejos, mejor)
- Gripe
- Problemas emocionales y sociales.
- Una cacerola tipo Craneo con trocitos de cerebro
- Meter los artículos de Vértigo y la melancólica partida de Myth en una licuadora y licuarlos hasta dejar una mezcla homogénea.
- Vertir el licuado en el craneo y revolverlo con el cerebro hasta cambiar el color del cerebro.
- Incluir la gripe y los problemas personales (como aderezo y al gusto).
Bien, me fui a dormir a la cama a las seis de la tarde con uno que otro minuto y tuve un sueño extraño en el que era de noche en mi colonia y todo era confuso: hacía cosas raras como comprar ropa extraña en un sobreruedas que no existe y había gente hablando de muchas cosas, luego recuerdo que un Petsuchos me venía persiguiendo ¿Qué diablos es un Petsuchos?:
Blasfemia #1 Blasfemia #2 - Blasfemia de ataque #1 Blasfemia de ataque #2
Recuerdo a ese cocodrilo mitológico egipcio persiguiéndome y yo huyendo aterrado.
Desperté y era de noche, luces apagadas y nadie a mi alrededor despierto. Estaba con gripe y envuelto en una cobija. Estaba despierto y yo sabía que estaba despierto, así que aquí el meollo: Visualizé el mapa del Mythology: el Midgård, blanco por la nieve y sin recursos más que unos cuántos árboles.
En medio de aquel solitario terreno, un ejército de Jarls y Hersir recorrían el entorno, dos Hersir traían una reliquia. El ejército iba de un lado a otro sin hacer nada. Yo me movía hacia un lado de la caba y ellos avanzaban por el Midgård en mi misma dirección. Cuando me movía, sentía a toda esa oleada de seres moverse conmigo en la misma cama y tapados por la misma colcha, como si ellos y yo estuviéramos enredados en la colcha como un taco de muchos ingredientes. Balbuceaba cosas y deseaba que todo eso terminara.
Sentía a esos Jarls y Hersirs tan valerosos deambulando por la nada en la Tierra Media; yo era su líder, y me deprimía al ver cómo los grandes seguían al Rey Ciego, que no tenía la capacidad de conducirlos a la victoria. Estaba viéndolos y sintiéndolos aun cuando tenía los ojos abiertos.
Quise decir que no me siguieran pero estaba dan débil como para soltar palabra alguna. Era testigo de cómo su Rey (yo) poco a poco los conducía a la perdición, y he que los grandes siguen al idiota.
Luego recordé un artículo que leí en Vértigo en la edición del 8 de Enero del 2006 en la que se describía el engaño económico por el que pasa un país: una burbuja bursátil escudada de una nueva economía. Estados Unidos parecía estar en su auge, pero explica Guillermo Fárber que no es más que deudas que la gente tiene, y que son los axionistas de las empresas los que chocan las copas. Pronto la gente no podría con sus deudas y EU entraría en una crisis económica que afectaría cúbicamente a México. No había entendido al artículo el día anterior porque estaba tan mal por la gripe que sólo veía las palabras y medio entendía.
Veía a mis Hersir y Jarls con tanta fuerza, y ellos querían decir a su jefe que no se fiara de la burbuja; mas, al ser un delirio, todo era tan confuso y el torrente de pensamientos se estrellaba sobre mi cabeza como una cascada de agua fría. Muchas ideas a la vez: mi angustia se cuadruplicaba: burbujas bursátiles, Hersires perdidos, Jarls deambulando y queriéndome decir por medio de su boca muda e imaginaria que hiciera algo antes de que el sistema cayera. Eran tantas cosas colapsando mi mente que ni siquiera las recuerdo.
Me decidí a pararme para encaminarme hacia la sala y ver el reloj esperando que marcara las 3, 5 o 6 se la madrugada... 11:00 pm del mismo día. Dormí a las seis y me levanté 5 horas más tarde. Casi no tenía sueño y la noche apenas estaba comenzando.
Me calenté unas tortillas para matar el hambre que tenía y un tanque de té para socavar mi remordimiento de no hacer nada con la gripe. Leí bien otra vez el artículo de la revista Vértigo y más o menos le entendí.
Me volví a acostar pero esta vez descansé en paz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario