lunes, 12 de diciembre de 2005

Sonámbulo

Hoy me sucedió algo extraño, dudo en relacionarlo con el sonambulismo, pero están unidos por un síntoma común: movimiento semi-involuntario al estar dormido.

Hoy en la escuela me resbalé dos veces de las escaleras: la primeva vez fue no después de los 5 minutos de haber llegado: fui a ver un cartel a la gaceta y luego, al bajar de las escaleras resbalé como si hubiera pisado aceite; afortunadamente solo fue un pie el que tambaleó mientras el avergonzado resto del cuerpo quedaba inerte. Yo, sudoroso y caliente, mejor caminé al salón sin voltear para ver si alguien me había visto: habían varios grupos a fuera sentados, y las escaleras esas eran frente al patio cívico, el terreno más habitado de toda la preparatoria.

La segunda vez, como pretexto puedo poner que hice un movimiento extraño, ahora no al bajar, sino al subir las escaleras, movimiento en el que pretendí dar paso a un joven que bajaba, falseé mi pié, nuevamente uno solo e hice la cabeza un poco a bajo. Estaba descepcionado.

Llegué a mi casa cansado, comí y luego aproveché una oportunidad para ir a dormir un rato a mi cuardo. Me acosté y, a sabiendas de que seguía despierto... dormí. Explico: nada complicado, es una de esas veces en que estás mitad dormido y mitad despierto, ni una ni otra pero las dos. Bueno, comenzé a soñar, el sueño fue un reflejo de mi mente de lo que me había pasado.

Iba subiendo unas escaleras, no sé nada más porque como estaba medio despierto no podía asimilar bien cuál era el mundo real y cuál no, de hecho, nunca vi tales escaleras ni nada más, únicamente tuve la sensación de estarlo haciendo, y por medio de mi imaginación comenzé a visualizar unas. Después, yo tropezaba en un escalón (todo eran sensaciones que mi imaginación (que no el sueño) daban forma y figura); yo caía bruscamente, pero no pude sentir heridas ni nada, pues pasó lo siguiente: cuando comenzé a sentir que caía... ohh, no era como en las otras en que un pie acuñábase la responsabilidad para sí, sino que todo el cuerpo se estremecía y con tembloroso ritmo caía tambaleante, como si cayera de las escaleras altas en picada, pero duró esa sensasión a penas un segundo, pues desperté. Pero como no estaba completamente dormido y sí algo despierto, no asimiló mi mente el despertar total y, abriendo los ojos, estándo ya consciente de el colchón que estaba sobre mí, mi cuerpo comenzó a vibrar y a resorcerse, como si me hubieran propinado una descarga eléctrica.

En nada miento: desperté e inevitablemente, inconscientemente, me entontraba retorciéndome rápidamente como pescado fuera del agua, o como aquel que cae en unos cables de alta tensión (tampoco vamos a imaginar a un poseso pero sí algo en menor grado). Yo, que aun sentía y recordaba las escaleras, no podía creer lo que pasaba. Me sentía inferior el hecho de que mi cuerpo se estaba moviendo contra mi voluntad, acto reflejo de fenómeno psicológico.

Segundos después llegó una tormenta de pensares a mi mente: ¿qué fue eso?, ¿cómo fue?, ¿alguien me habrá vist0 (no sé por qué pero me sentí estúpido cuando me aparkinsonaba)?, "esto está para postearse en el blogger", ¿tendrá algo que ver con el sonambulismo? Y después de eso recapacité en todo mi sueño, me levanté desorbitado a mojarme la cara, pero iba mareado, algo transtornado, no sentí absolutamente nada de frio en la cara al pasarme el agua, no sentía ningún efecto: al caminar tenía que recargarme de algo porque de otra forma tambaleaba como zombie.

Eso que me ocurrió fue para mí algo especial: me encanta sentir efectos y manifestaciones psicológicas como estas.

Hace ya un buen tiempo, cuando era muy niño, digamos, unos 9 años, estaba igual, pero más dormido que despierto. Volvía a recordar una cosa del día, pero ahí sí veía las imágenes: iba en mi bicicleta a una velocidad algo acelerada y había un tope de esos largos (vibradores), y ese no era el problema, pues un tope así se pasa con facilidad, y aun más comodidad que de los normales, pero yo quería pasar por la tolerancia de en medio de la calle en que el tope se ausentaba, era riesgoso pero lo intenté. Justamente en el momento en que estaba cruzando ese espacio pequeño, perdí el control de mi bicicleta y comenzé a caer de costado junto a ella.

Cuando mi caída (que en la realidad es para segundo y medio) estaba a la mitad, desperté y con asombro sentí que mi cabeza no estaba en la almohada, sino elevada unas 3 pulgadas. Estar acostado con un oído pegado a la almohada y luego levantar no más que la cabeza al aire con sueño y ganas de dormir supone un esfuerzo notable, eso fue lo que me intrigó.

Bien, mi cabeza estaba flotando sobre la almohada, y entonces cae de golpe a ella, y yo, con el sueño aun en la mente, presentí mi cabeza estrellada en concreto, pero muy desconcertante me hallé al ver que en una almohada bruscamente se desplomaba.

Otras veces he intentado levantar la cabeza de la almohada pero me cuesta mucho esfuerzo: lo logro, pero me canso muy rápido ¿Cuánto tiempo habré estado con la cabeza levantada? ¡Estaba durmiento con la cabeza levantada y luego desperté para que ella cayera haciéndome creer que era hacia el concreto del tope!

Al momento de ocurrir, se sienten dependiendo de lo que esté llevando a cabo: me estaba cayendo de las escaleras, no senría ni gracioso ni horrible, sentí lo que cualquiera siente cuando se cae de unas escaleras: nerviosismo por el final, temor por las futuras heridas, etc.; o que estaba cayendo de la bicicleta: no sentí que estuviera en la cama: sentí el instante miedo a caer en el concreto y rasparme mientras mis brazos rosaba el polvo. Ya después viene el impacto emocional de saber que todo esto es falso:

Un experimento que, por más demente que les parezca, serviría para explicar lo que se siente en situaciones como esas: tomen un pedazo de hielo; los cubitos no servirán, de modo que si pueden coger uno arrancado directamente del congelador, mucho mejor. Dense golpes suaves en el hueso que está arriba de la mejilla, abajo de la cien y entre el ojo y el oído; se llama hueso cigomático, si lo quieren identificar más objetivamente. Dénselo suave porque me consta que al hielo, aunque le des un puñetazo duro, causa dolor en la parte que lo agresa. Al dárselos, háganlo con suficiente fuerza como para que les duela pero con cuidado porque si lo hacen resio sí que se van a llevar una sorpresa. Sientan el dolor, el frío que entumece y paraliza la sangre. Dense unos 10 golpes medianamente fuertes.

Ahora, es lógico pensar que después de eso les va a quedar fría la piel y algo adoloridos los músculos, durará varios minutos y no dejarán de pensar en ello mientras sean aquejados. Pero, imaginen... y digo que imaginen, no que lean lo que estoy escribiendo. Imaginen que, mientras se están golpeando (no es preferible volverlo a hacer porque el frio del hielo va a impedir que la mente se concentre en otra cosa que en soltar ese sólido), cuando vayan por el sexto hielazo, se den cuenta de que tienen cerrados los ojos, lo que tienen en la mano no es algo blanco, sino una almohada no dura, sino suave, y no fría, sino tibia y acojedora. Lo más importante es esto: al sentir en sus manos todo lo contrario del hielo; luego dejarán de sentir frio y su piel se verá en un estado tibio, a la temperatura del cuerpo, pero ese cambio de frio a tibio no es gradual, sino de un nanosegundo a otro. Luego el ambiente: no es el congelador donde están, sino su cama, y no están parados, sino acostados y con la cabeza levitando.

Háganlo como digo, pero pónganle ganas e imaginación y quizá puedan sentir lo que yo: el dolor de la situación y luego un brusco cambio a todo lo contrario. Mientras ocurre es incómodo e impreferible, pero luego se darán cuenta de lo que pasa e imaginarán lo ridículos que se vieron golpeándose con una almohada con un gesto zombie.

Sin más vaudeville, me retiro.

Hilsen.

P.D.: Si alguien sabe lo que es vaudeville, mándeme el significado a mi correo porque lo vi en la película de Amadeus pero no aparece en el diccionario y ni ganas de ir a Google. Por cierto, la escena es cuando Sallieri lleva a Mozart a su casa después de que lo envenena y lo recuesta en su cama diciéndole que es el mejor músico que ha conocido.

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