lunes, 23 de marzo de 2009

El Crepúsculo de Salem

Creo que mi Salem, mi gato, está muriendo.

Desde hace unos días atrás (cuatro, más o menos) ha cesado de comer, de caminar, de levantar la mirada, de vivir.

Primero estaba algo desganado comiendo una pieza de pollo asado que le invitó mi mamá pero apenas y la mordisqueaba; al día siguiente en la mañana estaba acurrucado en un lugar de nuestro jardín junto a unas macetas húmedas que le daban sombra.

Pensé que simplemente estaría cansado pero fue hasta en la tarde, cuando mi madre me hizo notar que seguía allí, en esa misma posición, desde en la mañana, cuando me di cuenta que algo grave le estaba pasando.

Ahora han pasado unos 3 o 4 días y su vida es la misma: se pasa horas en una misma posición: hecho bola o tirado nada más, respirando poco y sin voltear o siquiera inmutarse ante algún estruendo. Hace más de una semana hay albañiles trabajando en el patio trasero de mi casa y el techo, removiendo, taladrando, untando semento, derribando cosas y remachando otras, el ruido es constante, pero Salem ni siquiera voltea a ver a los ruidos como todo gato curioso, solo 'está'.

Desde el principio, al verlo mal, le preparé leche en polvo que tenemos en la casa, rápidamente la tomó con entusiasmo, y asumí que estaba envenenado (un gato envenenado puede salvar su vida si toma mucha leche y aceite orgánico a tiempo, lo suele hacer por voluntad propia y con mucho entusiasmo). Bueno, más en la noche que me tuve que levantar a cerrar una llave, me di cuenta que había vomitado: no pude ver casi nada por la noche pero por el olor concluí que era vómito, por el color que apenas se notaba por una luz que estaba en mi casa y por la lámpara que llevé vi que era rojizo, ni hablar de la forma en que me enteré que había vómito en medio de la oscuridad.

Los siguientes días le he estado preparando y sirviendo un poco de leche (poca porque no ingiere mucho) que él ha tomado poco a poco.

Definitivamente ha dejado de comer: ve las whiskas y las huele, pero ya no come, y si intenta comer algo, su estómago lo vomita, incluso la leche y el agua son vomitadas la mayoría de las veces, es como si su estómago haya dejado de moverse y solo acepte líquidos... a veces.

En la tarde, como a las 2 o 3 PM, estaba en un estado de verdad desolado: tirado como bulto, respirando de forma casi imperceptible y sin hacer caso a cualquier llamado. Mi madre y yo tuvimos que acercarnos y persuadirlo varias veces con palabras para convencernos de que no estaba ya muerto.

Ahora mismo está hecho bola en mi patio trasero, viendo a la nada, con la boca humedecida con saliva y tierra del suelo que se le adhiere por mantener la cabeza y la mirada sin despegarse del mismo.

Es algo evidente: cuestión de días para que él muera y no vuelva más a probar una whiska o brincar intrépidamente por las bardas y los techos de los vecinos día y noche como siempre lo hace. Mientras tanto se encuentra en un sufrimiento que aguanta callado hora tras hora, desde que sale el sol en la mañana hasta cuando se hunde en la tarde y pasa el calor de estas épocas, cada vez más flaco, débil y mirando al suelo y a la tierra, perdiendo toda voluntad y sueño que pudiera tener.

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